Descubre las diferencias entre España y Europa que no conocías
En Europa no solo existen contrastes en cuanto al idioma; la cultura y la vida laboral son uno de los elementos que más diferencia a España a la hora de compararnos con nuestros vecinos más cercanos.
Es muy fácil caer en el prejuicio de que los españoles trabajamos menos que en Europa, porque en realidad es lo opuesto, sólo que nuestra productividad disminuye al aumentar las horas en las que tenemos que estar en nuestro puesto de trabajo. Así, si se compara el horario laboral español con el de otros países europeos, los españoles trabajaríamos más horas que alemanes, franceses, ingleses o incluso los italianos, y tendríamos una jornada laboral muy distinta al de estos países, con pausas para comer más largas y un horario de salida más tardío, lo que convierte esta situación en un lastre a la hora de combinar vida familiar y personal con nuestra rutina profesional.
La razón de nuestras diferencias
El motivo de que existan tantos desacuerdos con los demás países está, cómo no, en nuestra propia historia. Es en la época de la industrialización cuando se adoptan unas jornadas laborales muy largas y rígidas. Aunque estas rutinas de trabajo cambiaron en Europa durante el siglo XX, la dictadura española paralizó todo proceso modernizador procedente de Europa.
La jornada partida, una de las señas de identidad del sistema laboral español, tiene también su origen en ese período.
A esto debemos añadirle un factor en apariencia insignificante, pero clave en el desarrollo de nuestras costumbres, como es el cambio de huso horario que tuvo lugar en España durante la Segunda Guerra Mundial. La decisión consistió en atrasar una hora nuestro reloj para ajustarlo a la hora berlinesa, para así poder controlar los ataques y bombardeos que tenían lugar en Europa. En otros países como Reino Unido o Portugal, que adoptaron la misma estrategia, volvieron a su huso tradicional cuando acabó el conflicto.
Cómo afecta las condiciones de España a la vida laboral
Los españoles, según el Eurosat (Oficina Estadística de la Unión Europea), se levantan más tarde que la media europea y sin desayunar, hecho que condicionará el resto del día, ya que si generalmente se entra a trabajar entre las 9 y las 10 a.m. obligará al empleado a hacer una pausa de media hora para reponer fuerzas lo que retrasará la hora del almuerzo. Es este un punto importante, ya que tenemos un almuerzo tardío que sumado a unas 2 horas de pausa, obliga al trabajador a reanudar su jornada bien entrada la tarde y que la jornada laboral se extienda tanto que no nos deje disfrutar de tiempo libre.
Las encuestas también muestran que debido a estas peculiares características de la jornada en España se cena mucho más tarde, hábito que no es aconsejable para la salud y el sueño, y que por tanto nuestras horas de descansos sean pesadas y poco reparadoras. Todo esto provoca que al día siguiente nos encontremos más cansados e irritables y con una larga y densa jornada laboral por delante.
Por tanto, podemos decir que trabajamos más horas que el resto de los países europeos con unos resultados nada óptimos (la productividad es menor) y que nuestros horarios son un lastre para la tan ansiada conciliación de la vida laboral y personal.